¿La tecnología y el INTERNET están acercando la relación entre
las personas y están desplazando la preeminencia de la salud humana?
¿Es el viajero quien impone
prioridades en los servicios de hospedaje o comidas?
No todos pueden estar de pie
veinticuatro horas y no todos pueden estar despiertos tres o más días. No todos
tienen amigos con “excedente” o colegas de trabajo comunicados
“permanentemente” sin embargo, el humano necesita informarse, formarse y
comunicarse.
En los últimos años, cuando un
huésped reclama en recepción, es frecuente que la razón o el motivo de la queja
sea “no tenia conectividad” “El WI-FI (conexión de Red inalámbrica que facilita
el acceso a la INTERNET) está bajo, solo tiene una línea” Es importante para
los hoteles montar una conexión de internet vigorosa, porque los viajeros lo
exigen y lo viven. No es solo un capricho o una manera de aislarse del mundo;
es oxigeno a su diario vivir. Realizan su trabajo, dan clases a otros que viven
en el hemisferio antagónico y distante de la geografía mundial, realizan
negocios millonarios, aprovechan su aparente descanso para saludar amigos y
amigas; deciden acerca de políticas de gobierno y se comunican intensamente con
desconocidos.
En el pasado la cama caliente, la
habitación espaciosa y con los muebles adecuados, eran la exigencia del recién
llegado. Hoy, la primera pregunta en el mostrador que escuchamos es: ¿Cuál la
habitación donde tienen mejor señal de internet? El agua caliente, el jabón,
toallas limpias y hasta el teléfono han pasado a un plano inferior en el
interés del viajero. Sólo el propietario o Gerente del Hotel, todavía mantiene los
servicios y objetos necesarios por buenas razones para el huésped.
No negaremos que la energía
eléctrica y el agua, aun tienen espacio en la lista de requisitos de los
huéspedes. O lo dan por hecho; como la
conectividad telefónica.
Seguramente, en el futuro y probablemente
hoy; al igual que los días cuando se declara
ahorro de energía, deberemos declarar el día de “la desconexión” Es intolerable,
como los restaurantes en un momento, tenían un “bullicio” por la comunicación
celular constante y saturaban el ambiente de voces y actitudes manifiestas.
Inclusive el espacio físico con personas que se desplazaban buscando intimidad
o mejor conexión. Similar situación se vive con los Smartphone, donde las mesas
de familia o amistades: en el desayuno, almuerzo y cena; están llenas de
comensales que “comen” sus dispositivos y de vez en cuando, miran a los ojos de
su interlocutor.
Un reciente estudio acerca de los
consumidores de dispositivos inteligentes establece que hay personas que
prefieren no comer a dejar su “aparato” sin usar. Seguramente, llegaremos, otra
vez; al extremo de elaborar comidas “integrales” para ingerir de una sola vez.
Actualmente hay restaurantes y cafeterías que “obligan” a sus clientes a apagar
el celular o hablar con él fuera del recinto. Esa iniciativa de dejar el
dispositivo apagado al ingresar al establecimiento ha causado confusiones no
beneficiosas a la convivencia colectiva para evitar que se utilicen los
aparatos.
¿ Permiso para usar dispositivos
inteligentes o buen ambiente para comer? ¿Cama caliente o conectividad
vigorosa? Es el reto para los Administradores de hospedaje y establecimientos
de servicio de comida”. Cuando los
dispositivos electrónicos puedan ser insertados sin riesgo en el cerebro o
algún lugar del cuerpo y, puedan ser manipulados sin mostrar absoluta
interrupción en el quehacer del individuo; no podremos impedir conectividad y
tampoco molestarnos o prohibir nada. Actualmente, las personas con las
capacidades integrales son multifuncionales. Pueden llamarse “multi-acceso” o
multimedias, son de capacidades integrales: Vemos, tocamos, sentimos, pensamos,
creamos, imaginamos, olemos, oímos, etc. Porque lo somos. No hay razón para
evitar la conectividad o la disposición de equipos en el “mostrador o espacio
del showroom” que proporcionan oportunidades al desarrollo de las personas. Contar
con facilidades de conectividad es una obligación y un derecho. Así como
revolucionamos con el vehículo para llevarlo a todas partes o la mascota como
parte de la personalidad, deberemos disciplinarnos y acondicionar a ciertos
espacios el uso de la conectividad.
El exceso de conectarse o vivir
conectado, implica concentración, atención focalizada; que puede afectar al
desarrollo de actividades que implican efectos en la salud y en la
responsabilidad social. El separarse del grupo físicamente, afecta en la
interacción real porque quienes “chatean” o “postean” o revisan un artículo de
manera individual; están viviendo un contexto personal y sin opinión de otros o
retroalimentación de terceros. Su focalización es suya y ésta se ubica en los
niveles de valoración de sí mismo. Es posible que no afecte a otros, como es el
principio de asumir que todo es con los “ojos que se califican” Las
circunstancia y el contexto determinaran los efectos e impactos de vivir la
actividad rodeada de personas y focalizada en la individualidad quien decide con
su dispositivo inteligente como medio de comunicación permanente.
Las implicaciones físicas, del
cansancio de los ojos, la manipulación de los pulgares, la postura de pie o de
sentado, son “hábitos” que marcarán la salud de los que no reparan en comunicarse
por medio de “aparatos” inteligentes con frecuencia. Las alegrías y las
tristezas de quienes buscan en la comunicación a distancia “satisfacción y
experiencias” son vividas de manera íntima, donde la integralidad humana exige
un reconocimiento social o la participación de las “personas cercanas”. Para
quienes viven “una novela” en su relación social por internet, o una amistad misteriosa
o secreta; no tiene aprobación o rechazo de terceros. Es decir, no se presenta
físicamente la manifestación de los sentimientos interactuados. Por
consiguiente, el estado de ánimo y aquello que construye es un imaginario
personal con resultados inciertos.
Al parecer, los sueños y la
imaginación, gracias a la comunicación y la interacción específica con algunas
personas por medio del dispositivo móvil; es amplificada y ajustada a los
estados de ánimo de quienes son protagonistas. En la actividad regular, donde,
además de conocer al interlocutor y vivir el contexto de éste; facilita y
determina acciones especificas que refuerzan lo regular de la amistad o la
convivencia.
Desde tiempos remotos, el humano
ha creado objetos que han facilitado su desarrollo personal y colectivo.
Regularmente, estos objetos en el inicio de su uso han interrumpido la
normalidad de la vida de los individuos. Luego, han pasado al uso moderado y
ordenado. Es posible, que la salud humana, no sea afectada. Inclusive con el
espectro de la conectividad. Porque aún se afirma, que el excesivo uso de
celulares afecta al corazón. Que las ondas en los ambientes de conectividad
interna, tiene efectos a la función de atención y concentración. Los resultados secundarios del uso frecuente
de la comunicación inalámbrica serán develados en los próximos años. Como para
otros objetos que fueron nocivos, hoy usamos intensamente con desconocimiento
de los efectos secundarios; lo que la ciencia y la tecnología nos han otorgado
para “conectarnos” y seguramente mañana serán otras maneras o sistemas de
alcanzar lo mismo, con o sin consecuencias físicas para la salud humana.
Es tiempo de conectarse, es
momento de ampliar el “relacionamiento y la construcción de la amistad” Estos
son periodos de adaptación al torrente de la información: Superflua o no. La
comunicación con terceros es inminente en la agenda diaria de todas las
personas. Más aún fuera de casa, fuera de la oficina o fuera del círculo social
cercano.
Las facilidades en los servicios de hospedaje,
alimentos y bebidas o transporte, se combinan bien con la conectividad. Quienes
hacen uso de ésta, la conectividad; serán quienes determinen hasta cuándo y en
qué circunstancias exijan: La cama y el “WI-FI” (JA)